Luego de una semana que ocurriera el sismo que aisló Amazonas con el resto del país. Luego que un susto de 6,4 grados levantara de sus camas a miles de personas en la región. Luego que la lluvia torrencial del domingo anterior reflejara los cientos de goteras en nuestras casas. Luego de tantas cosas, me puse figurativamente la cámara fotográfica al hombro y recorrí la ciudad por fuera y por dentro. Como reza un dicho, Chachapoyas, mi querida ciudad, luce por “fuera flores, por dentro temblores”.
Las calles de la ciudad son blancas, lindas, por dentro la cosa es la otra cara de la moneda, tal es así, que hasta la fecha el Comité Regional de Defensa Civil tiene declaradas a 33 viviendas como inhabitables y 56 afectadas que hacen el 0,8% de la totalidad de viviendas de la ciudad. Muchas de las que están en emergencia se ubican en la zona monumental, es decir, la zona más antigua, más vieja de la ciudad, trayendo consecuentemente los riesgos para la salud y la vida de las personas.
Las más afectadas son aquellas viviendas declaradas como bienes patrimoniales y que urge ser desatadas a fin de que no colapsen y hagan daño a sus propietarios. Es evidente, los daños del sismo en los tejados, donde las vigas principales se han partido. Algunas casas lucen sin techo, otras con las paredes cuarteadas. Es decir, una ciudad hecha desastre por el paso de los sismos y el tiempo y ante ello ¿qué? Poco o muy poco. Las normas existentes tanto en el Instituto Nacional de Cultura como de las municipalidades son estrictas en tema de conservación de los bienes patrimoniales. Ante ello surge la pregunta. ¿Se prefiere la conservación de los bienes o la vida de las personas? Si es lo primero. ¿Qué propuestas tiene el Estado para recuperar, rehabilitar las viviendas declaradas como patrimonio a costa del estado mismo, sin enajenar los bienes familiares? Si es lo segundo, ¿Qué hace el Estado ante casos de calamidad pública para preservar la vida de las personas y flexibilizar las normas nacionales para que éstas esté sobre todo a la cautela del desarrollo humano?
Ante esto poco me interesa las normas, busco no sacrificar la vida de mi familia, me dice un ciudadano que en los próximos días desatará su casa. Una casa que es una joya en la ciudad, pero que está resquebrajada, sus paredes separadas y las vigas del techo totalmente rotas. Otros piden más que calaminas. Piden, condonaciones o renegociaciones de deudas hipotecarias, otros módulos de vivienda para palear las emergencias. Por fuera Chachapoyas sigue luciendo linda, por dentro está el problema. Un problema que agobia a más de 500 propietarios de la zona histórica, a cientos que habitan en las Urbanizaciones Populares y que no tienen un aval, una hipoteca para recuperar su pequeña vivienda que a costa de sacrificio la construyó en años y un sismo y las lluvias acabaron en pocos días.
Chachapoyas, vive momentos claves y críticos en su proceso socio-económico-cultural. Es urgente desarrollar una evaluación situacional de la ciudad mediante un levantamiento catastral para determinar el estado real de la misma con la finalidad de planificar acciones de desarrollo y sostenibilidad urbana que garantice la calidad, la inversión, el desarrollo y la rehabilitación con apoyo del Estado o de la comunidad internacional. Sólo así sabremos si estamos durmiendo en paz o conviviendo con el enemigo. Ese enemigo que asecha y que se llama calamidad.
(Fotos: COREDECI AMAZONAS)
(Fotos: COREDECI AMAZONAS)
Que lamentable que esté pasando esto Manuel. Una pena que no se haya reaccionado a tiempo ante este problema y que afecta y mantienen en riesgo a tantas familias. Mis mejores deseos para que las autoridades reaccionen y protejan esa hermosa tierra y a sus pobladores ante eventos como este. Un abrazo. Silvina.
ResponderEliminarSinceramente este caso debe ser evaluado friamente por el INC Nacional y ver la posibioidad de cambiar las normas y hacer que viviendas antiguas como la de Chachapoyas se reconstruyan de material noble manteniendo su tradicion arquitectónica, ya que de seguir así se puede convertir en tumba de miles de personas
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